El sueño de trabajar con dos premios Nobel

Soledad Gonzalo Cogno, recientemente doctorada en Física en el Instituto Balseiro, viajará a Noruega para trabajar en el laboratorio de dos Premios Nobel en Medicina para avanzar en su postdoctorado en neurociencias.

La argentina Soledad Gonzalo Cogno, recientemente doctorada en Física en el Instituto Balseiro, viajará la próxima semana a Noruega, donde trabajará en el laboratorio de dos Premios Nobel en Medicina para avanzar en su postdoctorado en neurociencias.

“Cuando me confirmaron que me habían aceptado para trabajar con ellos me sentí feliz de la vida, realmente era felicidad pura”, dijo a Télam Soledad a horas de tomar su vuelo rumbo a Trondheim, donde trabajará durante los próximos cuatro dos años en el Instituto Kavli que dirigen Edvard y May-Britt Moser, la pareja de neurocientíficos ganadores del premio Nobel en 2014 por sus hallazgos en el “GPS interno” del cerebro.

Su contacto con los galardonados se produjo en agosto del año pasado, cuando asistió a una escuela de verano en Kavli y, como parte de su estadía, fue invitada a dar una charla sobre el trabajo en la última parte de su doctorado, sobre cómo se conectan entre sí distintas neuronas del hipocampo, encargado de aportar la memoria a corto plazo y la localización geoespacial.

“Después de dar la charla tuve la oportunidad de hablar con ‘los Moser’, con quienes tuve un intercambio de ideas muy estimulante y, en privado, me propusieron que considerase su laboratorio para mi postdoctorado”, rememoró Gonzalo Cogno.

Según explicó, al igual que otros postdoctorados, su trabajo en Noruega será su última instancia de la carrera previa a la estadía permanente en Argentina, donde buscará aplicar como investigadora permanente del Conicet.

Sencilla, algo tímida, pero muy convencida de lo que dice, Soledad contó que pese a haber cursado un secundario con orientación en Humanidades y Ciencias Sociales, su interés por la Matemática estuvo siempre latente y que se terminó decidiendo por estudiar Física gracias a los libros sobre el tema que tenía su padre.

Estudiar en el Balseiro “fue una vorágine, con mucha carga horaria y muy enfocado en las materias que hay que cursar. Pero lo viví con una aventura increíble que no voy a olvidar y en la que, además, terminé conociendo a mi marido”, recordó Soledad.

“A medida que fue pasando el tiempo me fui volcando cada vez más hacia la neurociencia y me terminé enamorando del estudio del cerebro. Hoy no hay día en el que me arrepienta de haber tomado este camino”, relató.

Sobre su tema de investigación, Soledad explicó que abarca “dos partes del cerebro, el hipocampo, una región que es fundamental para la fundación de memorias a corto plazo y que tiene un rol en la geolocalización de las personas, y parte la corteza cerebral, que es la que le manda información al hipocampo y que ayuda en ese trabajo de ser el ‘GPS humano'”.

Aún hoy es más lo que se desconoce que lo que se sabe del cerebro, señala González Cogno, por lo que su trabajo buscará generar conocimiento que, posteriormente, sirva para hacer ciencia aplicada, como por ejemplo averiguar cómo combatir una enfermedad.

“Lo que más deseo es hacer buena ciencia, de impacto y comprometida. Las circunstancias se dieron para poder aprender de uno de los mejores lugares del mundo para aprender a hacerlo y disfrutar del trabajo. Soy una apasionada de mi trabajo y quiero pasarla bien”, afirmó.

Durante su primer año trabajará a la par de otros investigadores para aprender a realizar la tarea de investigación para, a partir de 2018, desarrollar su propio trabajo.

Aunque para ingresar al Balseiro necesitó cursar dos años en la Universidad de Buenos Aires para tener una base de conocimientos en física, química y matemática, destacó que los pilares para llegar a ser investigadora fueron otros: autoexigencia, esfuerzo, dedicación y pasión por la ciencia.

“Para ser científico no alcanza con cumplir un horario. Mientras preparé mi doctorado me la pasé trabajando 12 horas todos los días, sin importar fines de semana ni feriados. Es la única manera de alcanzar los objetivos”, afirmó.

Derribar el mito de que la ciencia es una actividad solitaria y que los logros se basan en actos de genialidad, es otro de las metas que se puso Soledad: “Aunque pasé horas y trabajo frente a la computadora, lo que logré también fue gracias al trabajo de mis colegas que trabajan en neurociencia. La ciencia es trabajo colectivo”, indicó.

“Hoy esto es lo que me motiva, lo que me encanta, y que hoy tengo la oportunidad de ir y hacer al lado de gente amable y que piensa en equipo. La verdad es que me siento muy feliz y afortunada y con una expectativa enorme de la aventura que se me viene”, manifestó González Cogno.